"Blanca maravilla": así le decía Juan Ramón Jiménez (1881-1958) a su pueblo natal, Moguer, donde pasó los mejores años de su vida y donde descansa en paz. Todo allí recuerda al poeta: la casa donde nació, la casa donde creció, el cementerio donde está enterrado, las esculturas callejeras… Hasta los azulejos pegados en las esquinas repiten frases suyas. “Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro, como el migajón, y dorado entorno —¡oh sol moreno!—, como la blanda corteza”.
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via Fotografía blanco y negro, Sonya Fichte
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