Pedro Palacios, Jefe de Comunicación del COOB'92: "El triángulo mágico Samaranch-Maragall-Abad fue clave para Barcelona"

La comunicación y la gestión de la información: los tiempos, la dosificación, qué se explicaba, a quién y cómo, fue una de las claves del éxito de Barcelona’92. El periodista Pedro Palacios se encargó de todo ello durante su etapa profesional como Jefe de Comunicación de la Candidatura Olímpica de Barcelona, el COOB’92.

Conoce como nadie todos los secretos de aquellos años y ganó "la batalla del relato". Tiene la ciudad, los juegos y la gestión de la comunicación en su cabeza. Nos espera en una terraza de la Rambla de Barcelona mientras repasa las ideas que lleva anotadas en una pequeña libreta y, cómo no, en el histórico dosier de prensa que data de febrero de 1992.

“Sin los Juegos no hubiera sido posible la Barcelona de hoy” asegura en una conversación con 20minutos. Mira, nos dice, “para una persona que no ha vivido los juegos, el ejemplo que te pongo es demoledor. Explícale que si mañana quedamos en la Vall d’Hebrón tardaremos unos 15 o 20 minutos y que, sin las Rondas -antes de los Juegos-, se tardaba más de una hora y media en llegar al hospital”.

Con esta idea, Pedro Palacios resume que la clave del éxito de los Juegos del 92 fue el propio Modelo Barcelona. Y explica que la idea del alcalde Pasqual Maragall fue muy clara desde el primer día: “Los juegos han de estar al servicio de la ciudad y no al revés”. De esta forma, todo el proyecto de la candidatura de Barcelona’92 giró en torno al concepto de que ninguna instalación podía ser un capricho o innecesaria “todas han de tener su utilidad social”.

Y los ejemplos de entonces efectivamente perduran en el tiempo y las instalaciones se utilizan 30 años más tarde: en Hospitalet de Llobregat se juega al béisbol, en Viladecans al rubgy, estos días se celebró el campeonato de hockey en Terrassa… Esta idea, defiende Pedro Palacios, “la gente la comprendió y la compartió. Ello explica la aceptación mayoritaria de los Juegos”.

Para inspirar, confeccionar y ejecutar este proyecto, que combina deporte y ciudad, la clave fue lo que el Jefe de Comunicación del COOB’92 denomina “el triángulo mágico: Samarach, Maragall y Abad. Fue una conjunción cósmica que coincidieran estas tres figuras en un mismo momento”. Y con brillo en los ojos relata el papel que jugó cada uno de los protagonistas de Barcelona’92. “Juan Antonio Samaranch era el visionario, el guía del movimiento olímpico. Llegó a decir que si Barcelona no hubiera sido elegida aquel 18 de octubre, hubiera dimitido”, explica.

La segunda figura clave fue el alcalde Pasqual Maragall era “la audacia y la imaginación en política. El hombre que coge el proyecto y lo pone la servicio de la ciudad. El gran defensor del modelo Barcelona basado en la cooperación entre el sector público y el sector privado, y su expresión máxima es la Villa Olímpica”. Y la tercera figura fue el Consejero Delegado del COOB’92, Josep Miquel Abad, ” la locomotora, el rigor, el trabajo, la eficiencia y la honestidad en la gestión”.

Recuerda que una vez proclamada Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992, la maquinaria se puso en marcha y por primera vez se elaboró un Plan Director. “¡No se había hecho nunca!” exclama con los ojos bien abiertos, y explica que se trata del “método para planificar todo aquello que hay que hacer. Cuándo hay que hacerlo, cuánta gente se necesita y cuánto costará. En un mismo excell lo tienes todo”.

Como anécdota Pedro Palacios explica que en el mes de junio del 92 la Villa Olimpica debía estar probada y “organicé una noche en la que los periodistas fueran los primeros usuarios y durmieran y comieran en las instalaciones para saber qué podía fallar y qué mejorar. Queríamos saber en todo momento si íbamos retrasados o adelantados”. Explica orgulloso que “fue un gran trabajo que ha marcado escuela y otros Comités Organizadores lo han seguido”.

Siguiendo el hilo de la puesta en marcha del proyecto, el siguiente paso es el máximo control de la gestión económica. Para ello el COOB funcionaba con dos auditorías externas y una interna. Asegura Pedro Palacios que “se batió récord de ingresos y cero corrupción. Y eso nos llena de orgullo, sobre todo a Abad. No ha salido ni un caso. Ni una adjudicación indebida, ni contratos troceados... Nada. Y eso que me consta que ha habido equipos de investigación periodística que han buscado”.

El empresariado español y el internacional apostó por Barcelona y se hizo verdad la máxima de que los Juegos pagaron los Juegos"

La principal vía de ingresos de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 fueron sobre todo en marketing y en derechos de televisión. En total, fueron más de 150.000 millones de pesetas, unos 900 millones de euros, con récord de patrocinadores. Asegura Palacios que “el empresariado español y el internacional apostó por Barcelona y se hizo verdad la máxima de que los Juegos pagaron los Juegos”. El beneficio fue de unos 300 millones de pesetas que se destinaron a crear la Fundación Olímpica y el Museo.

Todo este trabajo era previo, el que no se veía, el que hizo que toda el ingenio estuviera a punto para pasar a la práctica, a punto para los 15 días que duran los Juegos Olímpicos y en los que “no hay una segunda oportunidad”. Una experiencia que no hubiera sido posible sin los Voluntarios Olímpicos: “Sin ellos los Juegos no se hubieran podido hacer, no hubiéramos tenido capacidad para contratar a 27.000 personas durante 15 días” afirma contundente Pedro Palacios: “Ellos representaban la fuerza y el aliento de la ciudad. Eran nuestra moral”.

Un trabajo coral se hizo realidad en un primer momento con toda la representación de la Antorcha Olímpica, creada por el diseñador André Ricard. El recorrido, recuerda Palacios, era “como una vuelta ciclista. Se recorrieron 5.500 kilómetros y hubo 9.200 portadores”. Fue el símbolo de “la solidaridad de las 17 Comunidades Autónomas con Cataluña”. Y explica que solo hubo un problema, y fue en la Escala cuando un grupo quiso sacar la pancarta de Freedom for Catalonia. Fue el único incidente, y “esto también tiene muchas lecturas”, lamenta Pedro Palacios.

Y cuando realmente arranca todo es el día de la ceremonia inaugural, cuando Barcelona dijo 'Hola' a todo el mundo. Las ceremonias son la culminación de todo lo extradeportivo en unos Juegos Olímpicos. Asegura Pedro Palacios que “son la imagen, el recuerdo final nos queda. Es la flecha que enciende el pebetero”. Los valores que se quisieron transmitir en Barcelona’92 estaban milimetrados y basados en “modernidad, integración, cosmopolita, espíritu mediterráneo… Todo muy barcelonés”. Explica que “fue la demostración de cómo se podían combinar y sintetizar - desde el respeto - el patrimonio cultural español y el patrimonio cultural catalán".

Se transmitieron valores de modernidad, integración, cosmopolita, espíritu mediterráneo… Todo muy barcelonés"

Y recuerda que fue "una ceremonia en la que sale Mónica Hoyos recorriendo a caballo el estadio con 500 bailaoras de flamenco alrededor. Todo ello combinado con los tambores de Calanda tocando, los Castellers o la Sardana de bienvenida. Fue ver cómo se combinan Los Manolos, con la rumba de Peret y los Tres Tenores y las Sopranos. Fue un ejemplo de respeto y de convivencia de lo que es Cataluña, una cultura mestiza”. Explica con emoción el que fue jefe de comunicación del COOB’92.

Y recuerda que fue "una ceremonia en la que sale Mónica Hoyos recorriendo a caballo el estadio con 500 bailaoras de flamenco alrededor. Todo ello combinado con los tambores de Calanda tocando, los Castellers o la Sardana de bienvenida. Fue ver cómo se combinan Los Manolos, con la rumba de Peret y los Tres Tenores y las Sopranos. Fue un ejemplo de respeto y de convivencia de lo que es Cataluña, una cultura mestiza”. Explica con emoción el que fue jefe de comunicación del COOB’92.



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